jueves, 12 de marzo de 2015
Perdida en sus ojos
Como esos momentos en los que parece que se para el tiempo. Como si estuvieras en un universo paralelo. Como si por un momento fueras fuerte, como si pudieras enfrentarte a aquello que no puedes enfrentarte. Como si nada te pudiera hacer daño. Porque en el fondo no importa nada excepto ese momento. Porque sabes que marcará un antes y un después. Porque sabes que estás volando, porque has llegado a la cima. Y miras atrás y sabes que estás donde y con quien quieres estar. Y le lees el pensamiento porque su mirada te lo dice todo. En el fondo, sabes que ese es tu momento. Que son miradas, gestos, abrazos, situaciones que marcan, que no hay otras iguales. Sabes que no las hay. Y por eso paras el tiempo...
domingo, 8 de marzo de 2015
Encerrado
Muchas veces se dice que no se sabe lo que uno tiene hasta que lo pierde. Y yo, no lo niego. Pero también afirmo que hasta que no lo pierdes, no sabes lo que te ocultaba, ese mundo a tu alrededor, porque era un obstáculo en tu visión, en tu camino.
También puedo afirmar que uno casi siempre sabe lo que tiene, solo que le da pánico admitirlo. Y diréis, ¿por qué pánico? Y yo os respondo; pánico a que se vaya, a que se esfume como el viento, a que se marche y no vuelva. Pánico a que si aceptas tus sentimientos y los dejas salir, éstos, te hieran, te dañen, te destruyan. Por eso prefieren guardarse todos los sentimientos para ellos y acostumbran a ver a la gente entrar y salir de sus vidas, como si nada. A veces, son personas que no importan, pero las que sí, las que valen la pena, salen salen de sus vidas, y no son capaces de actuar. Las dejan ir, para que no les hagan daño, sin darse cuenta de que simplemente por el hecho de hacer eso; es decir, nada, ya les han arrancado un pedacito del corazón que esas personas robaron, y que ya, como el tiempo, nunca volverá...
Y te ahogarás. ¿De verdad quieres hacerlo? Tú verás. Dicen que quien no arriesga no gana. Suerte. Es tu decisión, una decisión que ya nunca más volverá.
jueves, 26 de febrero de 2015
Nostalgia
No es lo mismo vivir que sentirte vivo. Hay personas que viven que parece que perdieron ese sentimiento hace demasiado tiempo. Tal vez es porque llega un momento que se le deja de dar importancia los domigos y nos centramos en los lunes tristes. Desde la infancia tratan se enseñarnos a divertirnos, como si la vida solo fuese un juego, en el que el que se rinde pierde.
Hay gente que piensa que no se debe de juegar con un niño y siempre hay que decirles lo difícil que a veces es el juego. En la pubertad, sin embargo, ese juego pasa a "aprovecha antes de ser vieja" . Razón tiene, pero esto hace que algunos no se encuntren ni a si mismos y se arruinen su propio futuro. Algo triste pero que siempre pasa.
Dpués el pelo se te cae y dicen que te vuelves algo más infeliz, más nostálgico. Así que ahí viene la frase de "si no te da pena el paso del tiempo, es que no has madurado". Perdona, tan solo quiero vivir. Por eso mismo, nunca pordás jugar sin que alguien lo haga pero contra tí. Por lo que siempre va a haber algo empeñado en arruinarte. Ley de vida lo llaman.
Y entonces, una vez que has caido tantas veces, que tu piel está más rota y desgarrada que nunca, llegas a ese lugar donde ya no se puede caer más. El subsuelo creo que es. Y allí pasas el resto de tu vida, esperando a volver a subir y sentirte joven. <<La pubertad>>. ¿Por qué no la disfruté? Ya es demasiado tarde. No se salir de aquí. Tendría que haber hecho caso a lo de "disfruta mientras puedas".
Lo cierto es que nos pasamos la vida intentando encontrar algo realmente bueno y por no encontrar no nos encontramos ni a nosotros mismos.
Ya nadie te oye, ya nadie se acuerda de que una vez estiviste tan arriba que mirabas a todos desde lejos. Te han olvidado, sí, lo han hecho.
lunes, 23 de febrero de 2015
La Magia Del Fuego
Sobre cómo se origina cada año allá arriba en los polos la fascinante aurora boreal que cautiva a todo aquel ser que la ve, hay mil y una teorías científicas. Pero si te sientas en las montañas, ahí, al lado del bosque blanco, en ese pequeño saliente que parece que fue creado para poder observar la belleza de la naturaleza y la contemplas, puedes observar que las imágenes cobran sentido. Te cuentan una historia, te embriagan con esa magia pura que no puedes dejar de mirar.
Ahí está, ¿le ves? Mira cómo corre, qué velocidad. Es increíble. El precioso zorro ártico que vive en una cueva infinita que ningún ser humano ha podido encontrar nunca a lo largo de la historia y que nadie debería buscar, ha salido por fin, otra vez, como cada año. Es un augurio genial, significa que todo irá bien este año, que nada va a ser modificado, que serás feliz, como siempre lo has sido. Tendrás problemas, sí, pero siempre habrá alguien ahí para ayudarte. No estás solo, nunca lo estarás.
El zorro está llegando a su destino, ya ha cruzado todo el polo, y con los golpes de su cola, ha iluminado el cielo de los colores del arco iris. Pero en nada y hasta el año que viene, el zorro concluirá el espectáculo de colores en el cielo, y procederá a su descanso invernal hasta su próxima carrera. Espero que lo hayas disfrutado, pues quien sabe cuándo volverá el zorro ártico a surcar las nieves. Quizá no vuelva a salir o quizá lo haga antes de lo previsto. Quién sabe qué es aquello que motiva la fogosa e inquietante alma del zorro ártico en su curioso trayecto.
Leyendas De Las Tierras Del Norte
Por fin estas a salvo. Las puertas están abiertas, te están esperando. Puedes escuchar el inquietante sonido de aquella gaita en la segunda planta, los gritos de la corte malhumorada en la primera o incluso las risas de los empleados en la tercera. Todo aquello tan familiar. Te encanta, es tu casa. Tras años y años de viaje, por fin has regresado. Notas los seis años de historia de esa fortaleza escondida entre los árboles, al lado de un lago de aguas cristalinas, como si fuera magia; y te das cuenta de lo mucho que la has echado de menos.
Pero no está al completo, falta algo, mejor dicho, alguien. La buscas. ¿Dónde se habrá metido? Te pones nervioso, gritas, corres de un lado para otro sin saber qué hacer, sin pensarlo en realidad. ¿Y si le ha pasado algo en tu ausencia? Sientes miedo, pero continuas buscando.Y allí, la ves, a la dama de verde que tanto echabas de menos, llorando. No puedes entender su expresión; tristeza, sorpresa, alegría, tantas emociones en tan poco tiempo. No tienes ni idea de aquello que estará cruzándose por su mente en este momento, pero tampoco te importa. La abrazas. Ahora todo ha vuelto a la normalidad, has conseguido lo que querías y no lo vas a dejar escapar por nada del mundo.
Y por fin, respiras. Respiras al ver toda aquella belleza. El verde intenso de los jardines botánicos a los alrededores del castillo, el azul cian del cielo inundado por enormes manchas blancas, la baraja de colores de las flores; y el brillo azulado del lago. Es todo lo que necesitas. Es tu hogar.
La Cima
Las montañas, algo tan bonito y tan atormentador. Uno de los mañores sueños del hombre es llegar a su cima, pero no siempre es fácil, al contrario. Muchos escaladores se quedaron en el camino, y la mayoría saben que serían incapaces de llegar a la cima del Everest. Y se puede comparar con muchísimas situaciones vividas a diario. Siempre queremos algo, ese instinto de superación nos reclama algo nuevo por vivir. Pero nunca, o casi nunca es sencillo conseguirlo. Es como si primero tuviésemos que travesar ese mar, después andar por aquel bosque y más tarde llega lo peor: la escalada.
Ojalá fuésemos tan fuertes como para conseguir siempre lo que nos proponemos. Es normal que te asustes, la nieve puede hacer que te resbales y te caigas hacia abajo, teniendo que volver a empezar. Los comienzos no son lo mejor, más bien es lo más aterrador ya que es cuando más fuerzas tienes que reunir. Lo demás es todo sistemático, siempre lo mismo. Y como ya sabes, después de ese sistema repetido llega lo mejor, aquello por lo que has estado luchando, la recompensa. La cima.
Siempre hay algo (esa cima) por lo que merece la pena dejarse la piel, desgarrarla. Y una vez que llegas a ella, ya no importa todo lo que has tenido que recorrer hasta allí. Pero siempre hay que saber afrontar la realidad y saber que hay veces que no se consigue, que te quedas al principio, ya sea porque no tienes las suficientes fuerzas o porque estás rendido.
No temas, vendrá algo que te ayude y finalmente conseguirás llegar a tu cima. Ahora solo tienes que saber encontrar a ese "algo", búcalo, porque solo así llegarás a lo más alto de tu vida. Una vez más: suerte.
jueves, 19 de febrero de 2015
A Tres Metros Sobre El Cielo
Despiertas. Solo has oído un chasquido, unas voces lejanas, un rumor, pero de repente, despiertas. Siempre está ese alguien molesto que te hace bajar de tu paraíso, de ese universo perdido que es tu mente, de ese sueño eterno sin dormir.La paz te inundaba hace tan solo cinco segundos, llevándose tu cuerpo a kilómetros de tu alma. Estabas pero no estabas. Te habías evaporado en una corriente de imaginación.
Volando en las nubes,recorriendo el arco iris, navegando por las oscuras y misteriosas lagunas del espacio en un cohete, llenando los agujeros de la Luna, saltando, disfrutando. Solo, con algunas amigas o incluso con algún amigo perdido, eso no importaba.Tenías todo lo que deseabas, todo en ese infinito lugar de la mente en el que nadie puede entrar, aquel que nadie puede perturbar con prejuicios, o con realidades absurdas.
Echas de menos esa sensación, y miras con recelo a la persona que te ha despertado. Probablemente la quieras como a tu vida misma, pero te ha despertado de tu descanso, ese que tanto necesitas. La atiendes, te cuenta algo interesante pero superfluo. Sonríes, te alegras de estar a su lado, pero en ese momento no puedes pensar en otra cosa que no sea volver. Miras el reloj, todavía faltan más de quince minutos. Miras a un lado y al otro, no sabes qué hacer, así que no haces nada.
Pero en unos instantes, llega otra vez esa sensación placentera, de relajación. Te encuentras otra vez en tu pequeño lugar de felicidad, haciendo mil y una cosas que no podrías hacer. Aunque sabes e intuyes que en cualquier momento bajarás, ya sea, por el sonido de un timbre, por unas risas apagadas, por un comentario, o por un movimiento fugaz; pero te da igual porque sabes que tú también quieres probar eso de estar A Tres Metros Sobre El Cielo.
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Ubicación:
Marte
miércoles, 18 de febrero de 2015
A Flote
No te queda aire. Estás bajo toneladas de agua, hace frío. Tus bronquios piden auxilio en busca de algo de oxígeno que te permita seguir viviendo. No te quedan a penas fuerzas, quieres salir, pero no puedes. Entonces reunes tus últimos granos de fuerza y te impulsas hacia arriba. Enhorabuena, por fin respiras.
Te quitas el agua poco a poco de la cara. Tus pulmones y tu corazón están algo acelerados, pero poco a poco te vas calmando, por lo menos estás viva. Notas que el agua se empieza a mover, no logras entender por qué estás ahora allí, pero cuando consigues abrir los ojos te das cuenta de que eso ya no importa. Ves todo lo que te rodea, agua, estás en el puro centro. La fuerza de la casacada te deslumbra, los árboles representan la viveza, el alma de ese lugar, te dan el oxígeno que has anhelado durante tanto tiempo, te dan la vida esperada.
Te sientes libre, relajada, ya nada consigue acabar contigo. Estás en la cima, en el afloramiento, disfrutando del sol que ya no quema. Podrías pasarte toda la vida allí, no te has dejado nada atrás, no recuerdas nada de tu pasado, por lo que no necesitas nada que aquel agua.Te planteas si el cielo sabrá tan bien.
Pero la tranquilidad no dura eternamente. Oyes algo, gritos, llantos, y alguna risa de más. No estás sola y eso te atormenta. Cada vez se hacen más fuertes, parecen tan cercanos... No puedes salir del agua, y lo que anteriormente era el cielo ahora es el puro infierno. Alejaros. Solo hay una opción: sumergirte en la cascada, si has conseguido sobrevivir a aquello una vez, ahora será más fácil. Introduces la cabeza, pero las risas, llantos y gritos no cesan.
Y entonces una simple imagen se viene de repente a tu mente. Eran recuerdos, un pasado atorrmentador. Pero ahora puedes olvidarlo y seguir flotando. Si estás allí es por algo. Disfruta mientras puedas y respira una vez más.
Te quitas el agua poco a poco de la cara. Tus pulmones y tu corazón están algo acelerados, pero poco a poco te vas calmando, por lo menos estás viva. Notas que el agua se empieza a mover, no logras entender por qué estás ahora allí, pero cuando consigues abrir los ojos te das cuenta de que eso ya no importa. Ves todo lo que te rodea, agua, estás en el puro centro. La fuerza de la casacada te deslumbra, los árboles representan la viveza, el alma de ese lugar, te dan el oxígeno que has anhelado durante tanto tiempo, te dan la vida esperada.
Te sientes libre, relajada, ya nada consigue acabar contigo. Estás en la cima, en el afloramiento, disfrutando del sol que ya no quema. Podrías pasarte toda la vida allí, no te has dejado nada atrás, no recuerdas nada de tu pasado, por lo que no necesitas nada que aquel agua.Te planteas si el cielo sabrá tan bien.
Pero la tranquilidad no dura eternamente. Oyes algo, gritos, llantos, y alguna risa de más. No estás sola y eso te atormenta. Cada vez se hacen más fuertes, parecen tan cercanos... No puedes salir del agua, y lo que anteriormente era el cielo ahora es el puro infierno. Alejaros. Solo hay una opción: sumergirte en la cascada, si has conseguido sobrevivir a aquello una vez, ahora será más fácil. Introduces la cabeza, pero las risas, llantos y gritos no cesan.
Y entonces una simple imagen se viene de repente a tu mente. Eran recuerdos, un pasado atorrmentador. Pero ahora puedes olvidarlo y seguir flotando. Si estás allí es por algo. Disfruta mientras puedas y respira una vez más.
miércoles, 11 de febrero de 2015
Invierno
Invierno. Puro, frío, hermoso. Todo el mundo degrada el invierno a una estación más, de esas que realmente solo están ahí porque llega una mejor después. Pero el invierno tiene su magia, tiene su encanto, es puro amor. Sueña. Escapa. Corre. ¿Ves la escarcha de los árboles, la nieve en el suelo? Cuánta dulzura. Quédate quieto. Observa.
¿Le oyes aullar? Mírale, está escondido detrás de un árbol, observándote, con esos ojos amarillos, llenos de fuerza, llenos de libertad. Te invita a ir con él, sabe que eres su amigo y no su enemigo, se fía de ti, quiere huir contigo, es como si siempre te hubiera estado esperando. Quieres convertirte. Quieres correr junto a él. Volar por la nieve con esas cuatro patas. Resistiendo. Respirando. Sintiendo el aire fresco. O ser como esas águilas imperiales que vuelan buscando un lugar donde vivir, donde crear su propia familia. ¿Lo sientes? Es la fuerza del invierno penetrando tu piel, llenando de vida tu sangre, tu corazón. Como un espíritu que inunda tu alma.
Ahora lo ves todo con claridad, tu oído se ha aguzado, tu visión se ha multiplicado por siete, tus manos convertidas en garras se adhieren mejor al suelo, y, ¡ah! ¡tu precioso pelaje blanco!, tan exuberante,que te aporta la protección que necesitas para sobrevivir aquí, en el invierno. Corres. Por fin eres libre. Y entonces te paras, solo un momento, y miras atrás. Miras atrás porque sabes que es la última vez que la vas a ver, allí está y estará siempre, con sus tráfico, con su vida estresante, con sus ataduras, la gran ciudad. Y ya te decides, no tienes elección, siempre has querido ser libre, siempre has querido correr. Y corres. Hacia el inmenso blanco que te rodea. Junto a él. Sin que nada importe.
¿Le oyes aullar? Mírale, está escondido detrás de un árbol, observándote, con esos ojos amarillos, llenos de fuerza, llenos de libertad. Te invita a ir con él, sabe que eres su amigo y no su enemigo, se fía de ti, quiere huir contigo, es como si siempre te hubiera estado esperando. Quieres convertirte. Quieres correr junto a él. Volar por la nieve con esas cuatro patas. Resistiendo. Respirando. Sintiendo el aire fresco. O ser como esas águilas imperiales que vuelan buscando un lugar donde vivir, donde crear su propia familia. ¿Lo sientes? Es la fuerza del invierno penetrando tu piel, llenando de vida tu sangre, tu corazón. Como un espíritu que inunda tu alma.
Ahora lo ves todo con claridad, tu oído se ha aguzado, tu visión se ha multiplicado por siete, tus manos convertidas en garras se adhieren mejor al suelo, y, ¡ah! ¡tu precioso pelaje blanco!, tan exuberante,que te aporta la protección que necesitas para sobrevivir aquí, en el invierno. Corres. Por fin eres libre. Y entonces te paras, solo un momento, y miras atrás. Miras atrás porque sabes que es la última vez que la vas a ver, allí está y estará siempre, con sus tráfico, con su vida estresante, con sus ataduras, la gran ciudad. Y ya te decides, no tienes elección, siempre has querido ser libre, siempre has querido correr. Y corres. Hacia el inmenso blanco que te rodea. Junto a él. Sin que nada importe.
El Séptimo Cielo
Estás en un ascendor, yendo en contra de la gravedad, pero eres tú el encargado de propulsar en su contra, luchar contra ella. Has conseguido sacar la fuerza, lo lograste al fin. Estás arriba, no hay nada encima de ti, dejaste a todos abajo, a tus pies o quizás mucho más lejos. Te sientes tan arriba que nadie te puede corromper. Sabes que alguna vez tendrás que bajar y tocar tierra de nuevo, pero eso ahora no importa. La torta vendrá más tarde.
Y llegas, a ese lugar tan deseado como temido. aquello llamado cielo. Pero no hay nadie, solo estás tú. Recuerdas tu vida, tus pasos, todo ese camino que has trazado hasta la meta. Ves tus manos, tienen arrugas, la carne se cae hacia abajo, por culpa de aquella gravedad. Te cuesta mantener los ojos abiertos. Tu corazón está cansado de latir, y tu iris está dañado, de ver tanto dolor y tanta ternura en aquellos años. Y entonces te das cuenta de que toda tu vida se ha terminado y vas a pasar tu nueva etapa allí.
Das un ligero repaso a tu vida, en pasado. La infancia, aquella etapa de inocencia que ya no recuerdas, imaginas que fuiste feliz, pero no lo sabes con certeza. La adolescencia, aquellos tiempos en los que tan solo debías disfrutar del momento. Y poco a poco, dejaste todo atrás. Y todo aquello ¿para qué?
Ya no tienes nada de eso. Solo estás allí arriba con una persona, con aquella que siempre ha estado contigo y lo estará el resto de tus días, incluso más allá de la vida y de la muerte. La has usado, la has dejado atrás, la has descuidado, la has dañado incluso la has dejado tirada muchas veces. Pero ella nunca te dejó, está allí pisando la hierba contigo viendo atardecer por última vez, tu atardecer. En el último segundo de tu vida ella te acompaña y cuando tu te vayas ella se irá contigo, ya no tiene nada que hacer allí.
Y ahora sí, valórala, porque esa única persona eres tú.
lunes, 9 de febrero de 2015
Días Grises
Qué bonita es la vida cuando estás en la playa, en un bosque, en el campo. Cuando todo pinta bien. Cuando has conseguido escapar, pero, ¿qué pasa cuando estás atrapado? Cuando estás en una cueva y solo hay dos caminos, hacia delante o hacia atrás. Pero no tienes energía, no tienes fuerzas, no puedes continuar. Tampoco puedes volver a atrás porque la pared se ha derrumbado detrás tuya. Y entonces empiezas a buscar algo a lo que atenerte, una mirada, un gesto, un suspiro,... un punto de equilibrio que te haga seguir en pie. Pero no lo encuentras porque en realidad todo está en tu contra. Así que caes, te caes al suelo. Está frío, como todo en esa cueva. Notas las pequeñas piedrecitas en debajo de ti que te hacen daño, desgarrando las telas de tu ropa. Y gritas, gritas en silencio. Por un segundo, no te mueves, buscas algo que te levante, pero no lo encuentras porque en esa cueva no hay nada. Estás solo. Te quedas parado. Intentas decidir qué hacer. ¿Qué demonios hacer? Pero, al final, ves luz. La ves lejana pero la ves. Porque en el fondo está ahí, escondida, esperando, solo hay que buscar un poquito. Así que la empiezas a buscar porque sabes que aunque no llegues, lo que no te mata te hace más fuerte.
Frágil Como El Aire
Imagínate, una vez más. Notas la tierra a tu alrededor, está fría, tal vez húmeda, pero arde. Y no te importa arder con ella, está bien. El fuego sube lentamente y te acorrala.Te das cuenta de que solo eres una llama más.
Las hojas te caen sobre el pelo, desmelenándote, cambiándote. Tus latidos cobran vida por primera vez en tanto tiempo. Pero no importa, porque todo aquello que te duele te hace sentirte bien, el fuego te hace sentirte viva. Empieza amanecer, a tu frente, un rayo de luz rompe en la cruel oscuridad, desgarrando el aire frágil que te permite seguir viviendo.
El silencio habla ahora por sí solo. No hay nada representativo a tu alrededor, solo estás tú, y nada más que tú. Y eso te reconforta, no tienes miedo, te sientes segura. Más allá de aquella pequeña luz no hay nada más que una gran oscuridad y tú estás envuelto en ella. Atraído/a en su interior. Aunque está bien, todo está bien.
Te levantas y te pones bajo aquel único punto en el que hay vida, energía y tal vez calor, aquel único punto que parece humano. Esto hace que te vuelvas a sentir viva, viva como aquel fuego. Intenta abrir los ojos, aunque cueste, aunque las llamas ya no te tomen como intrusa. Tal vez es porque ya te has quemado, pero no lo logras saber, de todas formas lo malo ya ha pasado, el dolor, la angustia aunque en tu interior ya solo queden cenizas.
Necesitas descubrirlo, saber si estás ardiendo o simplemente ya te han quemado. Pero eso solo lo sabrás si abres los ojos. No te puedes refugiar más aquí, no eres un/una cobarde, nunca lo fuiste, así que sal y afróntalo.
Suerte.
Una De Cal Y Otra De Arena
Todos hemos soñado alguna vez con ese lugar. Sí, con ese en el que puedas ir, perderte y no regresar. Saber que no vas a necesitar nada más allá que respirar y sentirte libre. Las vacaciones, ese momento en el que elegimos ese lugar y muchas veces cuesta encontrarlo. Lo bueno es caro y por ello no se disfrutan como quisiéramos.
Las playas de Hawaii, ¿quién no se ha preguntado alguna vez cómo sería caminar sin ir a ningún lugar? Es necesario encontrarse a sí mismo, perdiéndose. Y tal vez lo consigues cuando un rayo de sol se permite atravesar tu piel como una navaja, como mil. Y ello te permite encontrar respuestas a todas tus preguntas. Por ello cada lugar tiene una esencia, un sabor, un sentimiento. Y hay que saber encontrarlo.
Métete en el agua, disfruta; porque esto no es para siempre y lo peor es que lo sabes. Ya lo has encontrado, lo que has estado buscando tanto tiempo, y lo tienes ahí, bajo tus pies, clamando al cielo y pidiendo ayuda. Y esto es una playa de Hawaii.
Posdata: no te ahogues.
Ubicación:
Hawái, EE. UU.
miércoles, 4 de febrero de 2015
Soñemos
Hola a todos. Bienvenidos.
¿Nunca habéis soñado con sentiros libres? El estrés, la rutina, los exámenes, el miedo a fallar, a decepcionar,... Todo ello coarta nuestros corazones, nuestros pensamientos, nuestras acciones. Estarás pensando que eres libre,sí, y estoy de acuerdo, pero ¿cuántas veces has dejado de hacer algo por un motivo, aunque fuera lo que mas querías hacer en el mundo? Muchas. Demasiadas. Así que, ¿por qué no volar, escapar, en un sitio como el de la imagen? Las ansias de libertad, de cambiar el mundo no son más que fantasías de nuestros sueños, excepto aquí, donde, es mejor no despertar. Soñemos. Amemos. Riamos . Hagamos todas las locuras del mundo juntos. Somos jóvenes, comámonos el mundo. Dejemos volar nuestra imaginación, nuestros más profundos deseos, aunque sea durante tan solo un instante. En la fría realidad no se me ha perdido nada, pues yo soy más de verano. Así que, repetiré pues, bienvenidos a nuestra pequeña libertad, bienvenidos a Un Lugar Para Perderse.
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